
1. Cambios en su energía y comportamiento
Uno de los primeros signos que puedes notar es una caída en su nivel de actividad. Si tu perro se muestra más apático, cansado o irritable, la causa puede estar en su alimentación. Una dieta mal balanceada o no adaptada a su etapa vital (cachorro, adulto o sénior) puede afectar su sistema nervioso y su ánimo.
2. Digestiones complicadas o irregulares
¿Has notado que sus heces cambian con frecuencia? ¿Tiene gases o parece tener molestias estomacales después de comer? El pienso puede estar siendo difícil de digerir o tener ingredientes que su organismo no tolera bien. También es común ver diarreas recurrentes o, por el contrario, estreñimiento.
Si esto sucede, lo primero es revisar la composición del producto que le estás dando. Algunos alimentos contienen subproductos animales o cereales poco digestivos, que pueden ser la causa del problema.
3. Problemas en piel, pelo y uñas
El estado del pelaje y la piel es un gran indicador nutricional. Un pelo opaco, la aparición de caspa o la pérdida excesiva de pelo pueden tener origen en una carencia de ácidos grasos, vitaminas o proteínas de calidad. Las uñas quebradizas también indican falta de ciertos nutrientes clave.
Si el cambio ha sido progresivo, no lo atribuyas solo a la estación del año. Puede que su pienso no le esté aportando lo que necesita.
4. Peso inestable sin motivo aparente
Tanto el aumento como la pérdida de peso deben tomarse en serio. Si no has cambiado las raciones ni la actividad física y notas variaciones importantes en su cuerpo, es hora de revisar su alimentación. Un pienso con un valor calórico inadecuado o mal formulado puede generar descompensaciones difíciles de revertir.
5. Cambios en el apetito
Perros que comen con entusiasmo y de repente dejan de hacerlo, o que antes eran selectivos y ahora devoran todo sin control, podrían estar reaccionando a un cambio interno provocado por la dieta. A veces, una fórmula muy sabrosa no es necesariamente la más sana. Y al revés: si no se lo come, algo no le está sentando bien.
¿Qué hacer si detectas alguna de estas señales?
Primero, no te alarmes. Observa durante unos días y toma nota de lo que ves. Después:
- Revisa el envase de su pienso actual. Fíjate en los ingredientes y analiza si realmente está diseñado para su etapa y necesidades.
- Consulta con tu veterinario o un nutricionista animal. Un ajuste dietético a tiempo puede evitar problemas mayores.
- Considera cambiar a un pienso más natural, sin aditivos innecesarios ni subproductos. La calidad del alimento hace una gran diferencia a medio plazo.
Recuerda: no se trata solo de que se lo coma. Se trata de que le siente bien.